Final Fantasy I
Hace algunos meses me propuse a terminar todos los juegos de la serie Final Fantasy, debo admitir que tenía cierto temor al encarar tal proeza, en primera por la cantidad de títulos que son y en segunda el tiempo que tendría que invertir en ellos. Pero me arme de valor y empecé por el inicio (disculpen el pleonasmo), un juego de hace casi 30 años que marcó un antes y después en la industria que conocemos hoy en día… den la bienvenida a Final Fantasy 1.
Los guerreros de la luz
Lejos de hablar sobre el estado de Square en esos años o los pormenores al desarrollo del juego, en este pequeño artículo quiero destacar simplemente lo que el juego ofrece y de qué maneras nos deja empaparnos de su magia. Aclarar que jugué la versión de GBA, así que los más puristas no me vengan a decir (leer con voz de ‘hater’): “Entonces no tuviste la verdadera experiencia” o “Esa es una versión más sencilla y capada del original”, que si bien es cierto, la esencia del mismo se mantiene.
Y parte de esa esencia radica en el desarrollo de su historia, que a pesar de que hoy en día no es más que un simple cliché, es esa misma sencillez la que deja que sea tan disfrutable. Todo da inicio mostrándonos un mundo que está siendo destruido por las fuerzas del mal, la tierra se pudre, los vientos dejan de soplar, el mar muestra su furia, y para hacer frente a ello hay una profecía que menciona cómo cuatro guerreros de la luz llegarían cuando el mundo estuviera en problemas. Y así como reza la profecía así sucede; no sabemos cómo, ni de dónde vienen o quien los envió, pero los cuatro guerreros llegan para salvar a la humanidad .
Nuestros protagonistas son lo más plano del juego, cuatro personajes que elegimos al iniciar entre seis clases diferentes que nunca pero nunca dicen una sola palabra. El villano, que lleva el nombre de Garland, tiene incluso más trasfondo que los propios guerreros, pero como suelen decir: las buenas historias siempre se rigen por un gran malo.
Con gran sabor a clásico
Batallas turno a turno, el RPG en su estado más puro. Aunque Final Fantasy no acuñó esta mecánica, recordemos que se inspiró fuertemente en Dragon Quest, supo abrazarla y hacerla suya. Cuenta con batallas aleatorias que son un poco intrusivas porque en ocasiones no das ni tres pasos cuando ya estas en otro enfrentamiento pero es parte de, ya que necesitas farmear y farmear para llegar con un buen nivel a los jefes y no es extraño que debido a esto lleguemos al final con 9999 de PS. Mismos jefes que duramos muchísimo en enfrentar porque nos traen de aquí para allá llevando y trayendo items, tardé unas seis horas en entrar en la verdadera nata del juego.
Mazmorras repletas de monstruos, barcos, naves voladoras y todo lo que damos por sentado en la saga aquí hicieron su primera aparición. Cuenta con escenarios muy coloridos (en el caso de GBA) donde vemos montañas, bosques y desiertos los cuales en los fondos de las batallas lucen muy bien. Además esta versión de la portátil de Nintendo cuenta con pequeños extras que hacen más llevadera la aventura, modifica el uso de las magias, agrega un bestiario e incluso un ‘dungeon’ extra son los bonus en el pequeño cartucho.
La primera fantasía
Sin duda habría sido maravilloso experimentar este juego en su época, porque recomendarlo hoy en día no lo veo muy viable. En primera porque no es necesario regresar a esas mecánicas tan arcaicas, que no son malas, pero hoy en día ya quedaron muy relegadas, y en segunda no aporta nada si lo que buscamos es saber más de la franquicia. Quizás como curiosidad o simple reto (como en mi caso) estaría bien, pero si le dan una oportunidad les aseguro que quedarán con un buen sabor de boca de conocer el origen de todo.
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