¿Por qué perdiste el amor por jugar?
- Por CharLeeGO
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Soy de la generación que creció con las Arcades y siempre pensé que jamás en la vida dejaría de jugar, parecía que seguirían evolucionando a la par de las consolas y ni en sueños suponer que las superarían o que surgieran teléfonos móviles en donde también pudiéramos jugar y sumando las PC’s que solo se usaban para los negocios.
Hay muchas opciones para jugar hoy en día, sin embargo, algunas personas ya no juegan…
¿Ya no estás en edad para jugar?
Esto es lo que escucho y leo con mas frecuencia, eras un niño que te gustaba jugar, creciste y lo seguiste haciendo y cuando llegaste a la mayoría de edad poco a poco dejaste de jugar, hasta que al llegar a los 30 años (o a veces antes) lo abandonaste por completo.
Ahora volteas a ver a las nuevas generaciones y siempre pasa por tu mente lo mismo que les pasa a los defensores de la música, series, películas o modas, que piensan que todo lo que ellos vivieron fue lo mejor, lo de ahora no vale la pena y que lo mejor fue alejarte de ese mundo que ahora es de lo peor.
Cuando crecemos ya no nos permitimos hacer cosas para “niños” como dicen los demás, ahora tus amistades te incitan a tener novia, ir a las fiestas, tomar, fumar o cualquier otra cosa que nos haga ver “maduros”, los pocos que conservan su gusto por jugar después de ser mayores de edad son vistos como bichos raros, los nerds, los insociables, los inmaduros.
¡Los adultos no juegan!, los adultos se dedican a otras cosas productivas, pero jugar jamás. Los pocos que quedan atrapados entre jugar y ser adulto, lo hacen de repente y a escondidas, regularmente con su celular que les permite aislarse o hacerlo sin que nadie se de cuenta. ¡Qué vergüenza que alguien se entere que juego!
La triste realidad es que pocos adultos juegan, la mayoría de los jugadores se nos fueron y jamás regresaran, otros regresaran cuando tengan hijos y los retendremos por poco tiempo solo por convivencia, pero al final se irán de nuevo.
En mi opinión no hay edad para jugar, los videojuegos son para cualquier edad, hay de todo tipo de juegos diseñados para cualquier tipo de habilidad mental y motriz, así que eres un adulto que sobrevivió a esta purga de la edad no estás solo.
De acuerdo al reporte “2020 Essential Facts About the Video Game Industry” publicado por la Entertainment Software Association (ESA) nos da estos interesantes datos:
Podemos constatar que solo el 21% de jugadores son menores de 18 años y los demás son más grandes, así que esto mata cualquier argumento de que ya eres grande para jugar, disfruta jugar sin remordimientos.
Cuanto menos puedo jugar, menos ganas tengo de hacerlo
Hay rachas y etapas en nuestra vida de jugadores y deberíamos poderlas aceptar sin extrañarnos que puede llegar el día en el que no queramos hacerlo.
Y no es por la edad, se debe a que las empresas siempre quieren nuestro dinero, así que tenemos un bombardeo de publicidad de muchos productos distraen nuestra atención y con el tiempo nos descubrimos pasando horas en las redes sociales y en servicios de streaming.
Esto se convierte en un círculo vicioso, al dedicar espacio a otras cosas que en el momento nos llaman más la atención y que en ocasiones no necesitamos otorgarle tanto tiempo seguido provoca que no volteemos a los juegos que sabemos que mínimo le dedicaremos una hora en el mejor de los casos, hasta que por fin sucede, ya no volvemos a jugar y nos convertimos en los nuevos consumidores de tiempo completo de otras actividades.
Los géneros están sobre explotados
Siempre pasa, las empresas sobreexplotan un género hasta que hartan a los fanáticos que tarde o temprano buscaran nuevos géneros menos saturados en donde puedan destacar, paso con los juegos de plataformas, los juegos de peleas y pasara con los juegos tipo Battle royale.
Cuando vas adentrándote a nuevos géneros es muy fácil encontrar nuevos estímulos debido a que todo es novedoso y refrescante y te engancha como una droga, pero entre más vas conociendo, poco a poco dejas de recibir más información que añadan novedad y es entonces cuando puede llegar cierta estabilidad y equilibrio o un descenso del interés.
Con el tiempo las compañías van agregando nuevas características que hacen más enriquecedor el género, pero llega el momento que lo empiezan a fraccionar y hay tantas subcategorías que prefieres quedarte con la clásica o con la que más te acomoda.
Si desafortunadamente la categoría que elegiste no es la más popular llegara el momento que te hartaran la falta de innovaciones y decides dejar el juego un tiempo en lo que llega algo que cumpla con lo que quieras.
Si al final el género que más te gusta ya no es el popular, no te atreves a experimentar con uno nuevo y la comunidad videojugadora se quedó sin un miembro que ya no regresara.
Comunidades toxicas
Al inicio todo era felicidad, experimentaste un género nuevo, sin sobreexplotar y que pocas personas y tú disfrutaban, con el tiempo fueron sumándose jugadores y creándose comunidades, en un principio estaba bien por que veías que crecía la competencia, los juegos en línea se enriquecían.
Después llegaron las famosas comunidades toxicas y empiezan a crear conflictos y al final provoca que nuestro interés decaiga, tú puedes ser el primero en irte o pueden ir cayendo tus compañeros poco a poco y te encuentras en un juego en donde odias participar. El hecho no poder compartir un gusto con amigos hace que todo se venga abajo.
No quieres buscar gente con quien jugar a esos juegos, sino encontrar juegos que poder jugar con tus amigos. A veces la amistad rece más con personas que conocimos en los juegos que en otros aspectos, éramos de un grupo y ahora ya no somos de alguno.
Podrías ser un acumulador
Sigues amando los juegos, sigues páginas, vez videos y conoces todo a acerca del mundo de los videojuegos, pero no juegas.
Ahora ya no tienes tiempo para jugar por alguna de las razones antes descritas o estas esperando que salga una nueva versión de los juegos que si te llaman la atención o donde no abunden las comunidades toxicas, así que compras el juego o consola en cuanto sale, los pruebas un par de veces y los pones en el estante con toda la colección o en el peor de los casos los dejas hasta con el celofán puesto.
Te convertiste en un acumulador que siempre piensa que algún día jugara de nuevo, pero ese día nunca llega, tu esperanza nunca muere y gastas en juegos y consolas que jamás tocaras.
Como no has aceptado que ya no eres jugador pero no te quieres quedar fuera de la moda de tener lo último, las adquieres y hasta las compartes en redes sociales, al final solo es una pantalla, un modo de vida que ya no tienes pero que quieres que todos crean que sigues siendo parte del grupo.
He escuchado mucho eso de que cuanto menos se juega, más ganas de comprar te dan. Pasa como en esas rachas en las que dejas de leer y te cuesta volver a hacerlo, pero sigues comprando libros mientras te regresa el gusto.
Acumular sin jugar no es nada bueno, pierdes dinero que bien podrías usar para cualquier otra cosa, es un desperdicio total de recursos y espacio (físico o digital), llega el momento que la colección es inmensa, tienes uno para cada tipo de personas que conoces, los niños, la pareja, los amigos y sus hijos, los abuelos y juegos en solitario y al final no los juegas con nadie.
Y lo peor es siempre se cree que se pueden vender si no te convencen y ahora es una pesada carga que no sale ni en rifa o solo por unos centavos.
¿Y entonces, que puedo hacer?
Hay altibajos y rachas en esta afición, al fin y al cabo, las aficiones como esta, que se envuelven alrededor de un componente social tan fuerte, pueden variar de intensidad dependiendo de las circunstancias. Al final se trata de encontrar qué es lo que nos llama la atención.
Por eso es más sencillo en ocasiones separarse un poco para conseguir filtrar el grano de la paja. Reengancharse con un nuevo grupo de juego el que importe que tu tiempo esté dedicado jugar con quienes quieras jugar y si lo tuyo es estar solo, buscar lo que te llene no importa que siempre sea el mismo juego de toda la vida. Todo esto, aunque sea en pequeñas dosis.
También ten claro que debes probar los juegos antes de comprarlos y no ser compulsivo y si le vas a dedicar una hora al día que sea bien dedicada olvidando todo lo demás, por que los juegos son para eso, para sumergirnos en un mundo que no existe y disfrutarlos, no sufrirlos.
La solución es sencilla, buscar ese juego que tienes en un rincón y recupera la ilusión con la que lo compraste en su día y empieza a jugarlo. Cuanto más haces algo, más te apetece seguir haciéndolo.
Nunca dejes de jugar
Jugar es muy importante y te ayuda en la creación de nuevas cosas, al jugar, imaginamos y creamos.
Para ser creadores es necesario abordar el mundo mágico del niño (en este caso de los videojuegos), para poderlo potenciar. La creación se fortalece con el pensamiento racional, la objetividad y el mundo de la fantasía.
El juego es una forma de volver a esa infancia que hemos perdido, rescata la fantasía y el espíritu infantil tan frecuente en la niñez, por eso, muchos de estos juegos nos llevan al pasado.
Jugar es vivir, juega siempre que puedas, porque las personas que dejan que el mundo siga su curso sin hacer lo que les gusta no dejan huella, no marcan la diferencia, no producen ideas.
Hay que olvidarse de las urgencias de la vida y entregarse en cuerpo y el alma a nuestra afición siempre que nos sea posible.
¿Y tú, perdiste el amor por jugar?
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